El suicida

Creo que para estas cosas del amor soy un suicida. No puedo cederte un beso sin entregarte una parte de mi vida. Te digo palabras que se evaporan con mi aliento en tu cuerpo. Sueños heridos que deposito en tus labios, tan desconocidos y ajenos, a los cuales imploro puedan hacer sanar mi alma.

Me pongo la soga al cuello con cada secreto confesado, tiro de ella con cada sueño compartido. Me dejo envolver por tus sensuales caricias que me arrancan pedazos de piel. Me embeleso con la miel que emana de tu cuerpo.

Te entrego mi vida con demasiada facilidad. Permito que tu imagen se aloje en mi cabeza. Mis manos se afanan por explorar el campo de batalla, tu cuerpo. Mis caricias son el combate que se desata contra el carnal deseo, para intentar tocar, al menos rozar tu alma.

Se que esto es un suicidio, que el dolor y el llanto tarde o temprano llegaran, que este dulce letargo pronto se desvanecerá, que yo solo significare un episodio mas. Soy un suicida por creer que se pueden construir castillos de amor sobre terrenos tan inestables.