lunes, 31 de enero de 2011

Árbol

Ruido. Tu recuerdo hizo ruido durante toda la noche en mi cabeza. No me ha dejado dormir un solo minuto. Aun no puedo soportar la idea de que te has ido, y tu imagen se me aparece con el vaho matinal. Con dificultad logre levantarme de la cama. No es fácil levantarse con todo el peso de la tristeza. Es como traer puesta una enorme armadura que impide la movilidad, que asfixia y nubla la vista con una mascara de hierro oxidado.

Descalzo salgo a la terraza a fumarme tus pensamientos, intento hacerlos ceniza. Me siento en cualquier rincón, en el suelo, a liarme un cigarrillo. Lo hice con calma, con paciencia pero con firmeza, como la larga espera que mantengo a tu regreso. Aquí estoy, sentado, fumándome la cajetilla de tus recuerdos.

Quisiera volver a tener la oportunidad de tomarte de la mano, asirme a ella como raíz. Quiero abrazarte con palabras y llevarte a un nuevo espacio, mejor. Donde podamos sembrar en la tierra las semillas de nuestros sueños, y no pierdo la esperanza de cosechar alegría. 

Cuando dijiste que partías lo entendí, pero todo el sentimiento que contenía en mi interior no me permitió aceptarlo. Decidí dejar mi mano tendida, cual rama de árbol, esperando a tu regreso. No había razón para hacerlo. Al principio creí que soportaría la espera, que no desesperaría y me mantendría sin vacilar. Pero ya muchas veces he estado apunto de caer. He podido escuchar a mis huesos crujir, están secos. Me he hundido en ficciones hasta quedar de rodillas en la arena. Mis pasos perdidos se encontraron con unos sensuales labios de tequila. Huía, intentaba esconderme en oscuras y frías habitaciones.

La espera se alargo. Mi mano tendida se quedo. Tú en un extraño lugar te encuentrabas, al que yo no podía acudir. Mi mano se cansa, se corroe, se desespera pero no se mueve, esperándote se queda. La confusión me hace merodear laberintos de soledad, de los cuales busco la salida, intentando robarle al tiempo instantes que rompan con la monotonía. Explosiones ocurren dentro de mi ser. Mi corazón late con fuerza al infectarse de tus recuerdos. Es esta ansia de correr a buscarte, de querer saber donde estas. 

Aun me queda fuerza para buscar alternativas de solucionar el problema. He plantado mis pies en la tierra húmeda. Es la energía vital de natura lo que me mantiene con vida sobrellevando este dolor. Me mantengo firme, como un árbol. Dejo mi mano tendida, forma la rama donde los niños colgaran sus columpios para mecerse al atardecer. Mi piel de polvo se estaba convirtiendo. Fue el rocío de mis ojos lo que la limpio. Natura comenzó a transformar mi piel en una corteza de árbol. El tiempo ha dotado a esta mano de la fortaleza de la madera, pero aun mantiene su impotencia para remediar tu ausencia. El viento trae consigo recuerdos que se impregnan en la madera. Me nutren. El Misterio y la Nada se mezclan en una incesante búsqueda del silencio.

Mi sangre se ha detenido, la tranquilidad es lo único que fluye dentro de mí. Es el sentimiento exquisito de la paz. Este silencio tan envolvente crea un ambiente de serenidad.




II

Dos girasoles se han secado en mi pasillo. Nacieron del jardín donde sembré ilusiones. Pero me he precipitado. No he dado tiempo a que sus pétalos se abrieran, que sus tallos se irguieran con fortaleza, ni permiti que naciera un tercer girasol. 

El primero nació aquella tarde que te volví a ver después de algunas semanas. Busque tu mano y me aferre a ella, como si al primer descuido ella fuera a desaparecer para siempre. Fuimos al museo una tarde cualquiera, entramos solo por ocultar al tiempo que consumía nuestro encuentro, pero nos encontramos con la exhibición de nuestros recuerdos. Nuestras miradas se perseguían, y nuestros labios se buscaban intentando saciar la sed. Pero permanecían callados, sellados, temerosos al encuentro que se vuelve inevitable. La sospecha de un amor avergonzado se descubre. El arrepentimiento empieza a convertirse en perdón. Las sonrisas de esta unión comenzaron a brillar.

Al anochecer, la noche sacio el ansia de nosotros mismos con su luz. Nos alumbraba a la puerta del dialogo, y las palabras comenzaron a deslizarse entre nosotros. Formaban puentes entre nuestros mundos, y al fin nuestros labios se encontraron provocando ríos de sensación por la piel. Nos sentimos tan vivos. Besos tímidos, tibios, que no querían acabar nunca; besos de reencuentro frescos, que querían volver a comenzar a cada instante. Nuestras manos se enlazaron con nuestros cuerpos. La humedad de nuestras almas, escapando por nuestros ojos, rociaba el momento. La despedida era inevitable y otra vez a infectarnos de recuerdos. 

Al día siguiente un girasol había nacido en mi jardín. No lo corte, ahí lo deje, esperando a que creciera y se hiciera mas fuerte.

Tuvimos la oportunidad de un nuevo encuentro. Pero el recuerdo de lo acontecido se escabulle entre pensamientos. Pero me gusta ese extraño fenómeno donde la memoria, falla y la sensación se vuelve el escudo del pasado. El segundo girasol nació en esta nueva ocasión en que nuestras miradas se cruzaron. Nuestras almas se portaron esquivas, tenían miedo de caer en la ilusión del deseo. Fue como aquellas ocasiones en que nos reprochábamos no hacer nada, pero es que en realidad lo hacíamos todo. No necesitábamos de nada, más que de nosotros mismos.

Destruimos nuestros pasados y nos fusionamos en un solo presente. La realidad nos había desilusionado tanto que no necesitábamos ir hacia ningún lado más que a nuestro interior. Buscábamos refugio el uno en el otro. El problema fue que yo termine por acostumbrarme a ti, y tú encontraste nuevos sueños que perseguir en los cuales yo ya no cabía. 

Ese día nos reencontramos con nosotros mismos, olvidamos al mundo y nos regalamos ilusiones. Nuestras manos se enredaban y nuestros dedos eran raíces que buscaban nueva tierra fértil donde sembrar nuevos sueños que nos incluyeran a ambos.

Y es que quizá nos acostumbramos tanto a la compañía mutua que nos olvidamos de nuestra propia libertad. Una dependencia que se volvía  aprisionante. En realidad ambos necesitábamos del  mundo y planear una nueva vida en los sueños. Regresar  al mundo y llevarla a cabo. Convertíamos todas nuestras ilusiones en castillos a los cuales llegábamos en avioneta, donde teníamos animales para sobrevivir con paz y tranquilidad, y un jardín de girasoles donde poder pasear.

Voy a volverme un rumor del viento, que se escabulla de tus recuerdos, pero que visite tus pensamientos.
Ese día que nos reencontramos con aquella vieja unión, nació otro girasol. Pero la emoción fue tanta que no me pude controlar. Cada instante era un nuevo impulso que me hacia ir hacia ti. Corte esos girasoles, no los deje crecer lo suficiente para que se arraigaran y echaran raíz. No deje nacer un tercer girasol.

Tenias que haberlos visto, tenia que habértelos dado, y tu tenias que haberlos plantado y que nacieran nuevos girasoles en tu jardín. Pero me precipite, los corte antes de tiempo y se han secado antes de tu regreso. Mi mano se volvió de madera, dos girasoles se han secado en mi pasillo, y un postre de zarzamora ha quedado sin que nadie lo pruebe en la antesala del dolor. La noche ceso y tu ausencia se confirmo. Aquí estoy, con la fortaleza y paciencia de un árbol, esperando a tu regreso.

Es cosa curiosa, que los girasoles que ahora nacen a mi alrededor, buscan el brillo de la luna. Del sol se ocultan porque parece lastimarles. A veces parecen tener miedo de la noche, pero son fuertes y soportan los embates de tan oscuro estadio. Pero es que no son girasoles, son giralunas, son seres de la bella noche. La vanidad del día hace que entre tantas luces, el brillo se pierda, se vuelva la cobija de la indiferencia. Giralunas ingenuos que se ocultan en la noche, sin darse cuenta que sin su presencia, la noche carecería de belleza alguna. Belleza tan pura es lo que hace soportable el despertar cada día en este putrefacto mundo

4 comentarios:

toto dijo...

me gusto tu relato, imprimes tus sentimientos anhelos y deseos de una manera muy rosa, describes perfectamente a la chica de la historia, con muchos detalles, felicitaciones regalale mil girasoles y se llama árbol o girasoles ahí no entendí

toto dijo...

me gusto tu relato, imprimes tus sentimientos anhelos y deseos de una manera muy rosa, describes perfectamente a la chica de la historia, con muchos detalles, felicitaciones regalale mil girasoles y se llama árbol o girasoles ahí no entendí

Le diheck dijo...

me encantoooooooooo!!!!!, esta muy muy buenisisisismo..good vibes!!

Le diheck dijo...

me encantoooooooooo!!!!!, esta muy muy buenisisisismo..good vibes!!

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