martes, 26 de marzo de 2013

Las falsas soluciones, prisiones.


La inversión extranjera no sólo tiene puertas abiertas en los temas de energía y telecomunicaciones, también en materia de seguridad. Se abrirán nuevas prisiones, 10 para ser exactos. Que curioso, mientras en EU con 5 millones de habitantes, tienen el 25% de la población encarcelada, en México nos sobran delincuentes.
Tal parece que la mentalidad de la gente que opera el país se mueve con una serie de actos que pretende contrarrestar lo ya sucedido, en vez de aplicar programas que busquen prevenir ese tipo de actos. De nada sirve abrir nuevas cárceles si en 10 o 15 años se necesitara duplicarlas. Se necesitan programas que prevengan la delincuencia, no que la  pretendan castigar con encierros que no son una solución real al problema.

Al nivel en el que estamos, los delincuentes actuales no son victimarios, sino victimas. Sí. Solemos tachar al delincuente como alguien que merece un castigo, que dependiendo de la gravedad, puede merecer incluso la pena de muerte (o incluso algo peor). Pero hay que detenernos un momento a reflexionar, como buenos seres pensantes, en el por qué de ese comportamiento hostil, tan desdeñable para el anhelado orden social.
Solemos enjuiciar al individuo en específico que comete el crimen, pero este individuo forma parte de un sector de la masa social, un sector que puede ser estudiado para sacar las conclusiones pertinentes para modificarlo de manera positiva.  A pesar de considéralos en algún nivel social más elevado como victimas, siguen siendo criminales que merecen un castigo, pero un castigo que los ayude a corregir su actitud, no que les haga tomar mas odio que se traduzca en mayores represalias sociales.

Hay que trabajar con los niños de las futuras generaciones, rescatar a los más vulnerables, los que viven en sectores de pobreza y pobreza extrema, los que ya han crecido dentro de círculos delincuenciales, los llamados “niños problema”. Se comete un error al excluirlos, al señalarlos, al castigarlos públicamente, o expulsarlos y negarles la educación en sus primeras muestras de “desobediencia y rebeldía”. Con eso les decimos: “anda, no te queremos en nuestra sociedad y tampoco te dejaremos en paz si no vives a nuestra manera, ve y se un delincuente”.

Necesitamos ser más inteligentes para manejar este tipo de problemas y poder convivir con ellos con la tolerancia suficiente y la astucia necesaria para corregirlo paulatinamente hasta que desaparezca.
No se si piensan que por militarizar el país y reforzar los aparatos policiales (que por cierto son cada vez mas corruptibles) para presentar cada vez mas detenidos, acaban con la delincuencia, cuando en realidad es lo contrario. Si cosechas más calabazas es porque sembraste más semillas, y además propiciaste las condiciones para que crecieran fuertes y grandes. 

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