martes, 16 de abril de 2013

RUIDO SOCIAL



By NiHiL

Antes que nada, para estar a tono con los sentidos, hay que sintonizar la música adecuada. Si no hay sonidos que ambienten las palabras de una manera armónica, entonces nada se puede decir. Empezamos al azar, escribimos cualquier nombre en el buscador, un clik aquí, otro por allá, algunos versos agresivos raspan las bocinas del computador. Nuevo clik, algo de reggae, no. ¿Blues? Demasiado bueno, ¿jazz? Atrapa la atención con demasiada facilidad. Clásica, por supuesto. No, no pienso escribir algo tan épico. Algo he de encontrar. No hay como la música del silencio entre los consejos de la montaña. Pero en esta era, donde la gente se palpa a través de un teclado y una gélida montaña, predomina el ruido.

El ruido que ensucia la música, el ruido que contamina el ambiente, el ruido visual que contamina la imagen de la ciudad, el ruido mediático que no permite que nadie conozca la verdad, el ruido político que vicia las virtudes de una sociedad. Ese ruido estridente que rompe con la armonía de las cosas, despedazándolas, fracturándolas, ensuciando la esencia misma. Es una intrusión dentro de un orden que hace que se alteren los sentidos. Una armonía es un equilibrio, una correspondencia mutua entre cosas que mantienen un estado de tensión perfecto. Ni arriba ni abajo, ni muy aguado ni muy tenso. Tampoco es el órgano fláccido y tibio en el que se refugian los neutros. Es una estructura perfecta entre los elementos que la conforman.

Las tendencias musicales actuales demuestran que es posible hacer música incluso con “ruiditos” y hasta bailar. Hay que dopar tu cerebro con químicos y alcohol lo suficiente para estar bien “colocado” y disfrutar de la fiesta.

¿Cuál es la droga? Televisión en el caso social, moda en el económico, consumismo en el de clase. Es la fiesta moderna y la música que suena aquí esta hecha a base de ruiditos. Los responsables son un grupo de dementes que se han posesionado del sanatorio donde estaban encerrados, ahora han medicado a los custodios, atrapándolos en esas frías salas del pensamiento.

El mundo a veces parece tan irreal, las películas de ciencia ficción son una mezcla rebajada para adecuar mentes a ideas, y actitudes a patrones de control. Se entiende que la labor del Estado es preservar el orden. ¿Pero es necesario para eso borrar la conciencia de los individuos, usar esas técnicas de manipulación y estrategias que oculten sus fechorías?  Pretenden conservar intacta la imagen de la virtud, que es falsa por supuesto.

El autoengaño, el autosabotaje. Nicolás Maduro podría estar siendo traicionado por sí mismo, por sus ideales y sus capacidades reales. La brecha de diferencia de votos venia cerrándose para Capriles. Esta vez estuvo a nada de ser superada y colocarse del otro lado de la línea de popularidad venezolana. Maduro ha ganado por una diferencia mínima, pero las malas lenguas dicen que le hubiera sido más conveniente perder los comicios.  Ante la gran estructura formada por el difunto comandante, Maduro tiene que seguir con el modelo socialista dentro de la Revolución Bolivariana, del cual no ha mostrado la seguridad suficiente para poder llevar a cabo tan ardua tarea.

Por otro lado, en un breve paréntesis, me gustaría traer a colación el nombre de Juan José Rendón, un experto en guerra sucia que trabajo en México durante largos años para el PRI, en particular para Madrazo y Gordillo, y ahora fue contratado para ensuciar la campaña de Maduro y engalanar la de Capriles.  No es de extrañar la falsa apariencia que caracterizo a Capriles durante la campaña electoral, adoptando símbolos que se caracterizaban por pertenecer al chavismo.  De esta manera desprestigiaría a Maduro al mismo tiempo que intenta ganar adeptos en la zona del chavismo.

A pesar del corporativismo implicado y las distintas redes de infiltración manejadas por Washington para derrocar al chavismo, Maduro ha ganado las elecciones en Venezuela por una diferencia casi absurda. Maduro tiene que demostrar que tiene la fortaleza y la inteligencia necesarias para sacar avante el proyecto chavista. El proyecto personal de Maduro es, por lo mientras, recuperar la confianza de los venezolanos y superar la crisis por la que atraviesa (que se sospecha es un boicot empresarial). Si tiene éxito, Venezuela podría alcanzar un punto de estabilidad y autonomía nunca visto dentro de un proyecto distinto a la política neoliberal, donde predomina el  mercado capitalista, pero si fracasa, toda la edificación del chavismo podría desmoronarse.




La tinta de mi pluma no deja de brotar, incluso si no se desliza sobre el papel, surco el aire con palabras de fuego, que se elevan hacia el cosmos en busca del Logos. La meta es encontrar el inicio.




Ejercicios bélicos en contra de inocentes. Si una bomba en forma de dildo, cayera en manos de un cura pederasta y explotara al encenderlo, intentando introducirlo por su culo mientras sus manos se deshacen, lo podría entender ante la ineficacia y complicidad de las “autoridades”. Pero que una bomba deje sin piernas a decenas de personas, y mate a otras tres, en medio de un espectáculo familiar, es totalmente absurdo. No puedo entender el motivo de este tipo de actos contra civiles, personas inocentes, sin un objetivo determinado más allá de hacer el daño en masa. Si en un atentado que sacrifica vidas se cumple un objetivo distinto, como una desestabilización de la economía, podría remotamente pretender justificarse, pero bombas en un maratón van más allá del límite racional. ¿Por qué dirigir un ataque hacia los civiles, personas que sólo asistían a un evento deportivo en compañía de toda su familia? No lo puedo entender. La noticia me cala los huesos, las brutales imágenes me dejan atónito. Lo más vil que puedo imaginar es a un completo descerebrado con algún tipo de desorden mental causado por un trauma irreparable que lo orilla a actos antisociales como el  ocurrido en Boston.

Pero es más inocente pensar que el responsable de este acto es un descerebrado, pues para efectuarlo y salir impune se necesita una gran inteligencia y suspicacia, o tener demasiada suerte. La Casa Blanca no se ha aventurado a conjeturar nada, no ha hecho responsable a nadie, pero promete llegar al fondo del asunto y aplicar todo el peso de la ley. Por un lado es difícil identificar un responsable, pues no tiene pocos enemigos, por otro lado, no es un disparate conjeturar un autoatentado para iniciar un conflicto bélico contra quien resulte, falsamente, responsable.  ¿Habrá sido sólo una mente enferma que entrara a la historia de asesinos seriales como Charles Manson, o será responsable algún grupo terrorista que pretende infundir miedo en la población Norteamericana, o peor aún, será responsable la misma Casa Blanca para culpar a alguien contra quien no encuentra el pretexto suficiente para atacar?



El mundo viaja sobre una espesa neblina de ideas tóxicas, al principio dañan el organismo, transformándolo de tal modo que después sea imprescindible seguir consumiéndolas. La desintoxicación puede resultar en un largo proceso de desapego a todo lo que conocemos actualmente como verdadero y construir una visión propia que fluya con naturalidad en conjunto con los mecanismos de otros cerebros en esos cráneos andantes de la sociedad.

Hay quien cree ser libre dentro del sistema moderno, les han puesto los “juguetes” necesarios para que nunca pretendan alejarse, ir más allá del límite. Porque si eso pasara te darías cuenta que la cadena que te ata al dogma es en realidad muy limitada. Tu sentido común podría impulsarte a romper aquello que te hace esclavo, o tu raciocinio domesticado llevarte de regreso a tu lugar en la fila y por ningún motivo volver a intentar forzar las cadenas porque dejan marcas doloras e imborrables.


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