domingo, 8 de mayo de 2011

un cuento futurista de una cuartilla

Era una noche común, sin sentido, sin luna, sin bellas melodías nocturnas, sin ruidos extraños ni nada por el estilo de esas cosas que hacen una noche especial. Lo especial de la noche era que no tenia nada de especial. Es decir, sorprenderse del vacio, de lo común, de lo que simplemente transcurre y no transcurre de manera maravillosa. No hadas, ni sueños, ni incandescencias fluorescentes… solo rutinas, sermones, academias, y las mismas repeticiones.

“Escapar de la realidad, para crear un mundo de fantasía, como reflejado en un espejo, pero que la reflexión cause la vuelta a la realidad”. Qué clase de estupidez es esta, a quien se le ha ocurrido salir de la realidad para crear fantasía y regresar. Si nos vamos no hay retorno, pero lo peor es que no hay salida. Porque ni siquiera hay realidad, todo es virtual. Somos un invento del futuro.

Naves espaciales, rayos laser, viajes a las estrellas, computadoras vivientes, humanoides-androides, ciudades subterráneas, tecnologías avanzadas. Gloria, honores, excelencia, poder. Ser el mas alto en la escala de la vida. Ese es el ideal, no hay realidad. Pasiones, naturalezas que se contradicen, que se encajan las uñas y los dientes y sangran por la boca porque el corazón les late. El corazón late. Razones, mundos artificiales que surgen de la diversidad de pasiones. Sólo al estúpido se le ocurre ser racional, eso se sabe a priori. Caminamos hacia el ideal de la perfección humana, sabiendo que somos tan imperfectos, no nos conformamos con nuestra naturaleza, nos formamos otra, que surge de la misma naturaleza humana, y nos volvemos artificiales. La mentira de la razón, pues la pasión no sabe de entendimiento. Y entonces es traicionada, y se pone triste, pero la ambición, también es una pasión, y la vanidad baila de gozo, y el hombre se restablece en los jugos de su propia maldad, para volver a ser bueno.

¿Cuál hombre, cual bondad, cual futuro? La ilusión ya se acabo, el espejo donde se reflejaba la realidad ya se rompió, se resquebrajo. El humano ya esta cansado, arrastra los pies al caminar, esta sediento y el agua esta sucia y lejana. Los huesos se hacen polvo, la piel aceite. No hay fantasía, se acabo el futuro, no hay ideal. Todo es inmanente, temporal. Se acabo el reino de los cielos, los rascacielos lo traspasaron. Y el humano se queda aquí, tan efímero, dejando una memoria social para sentirse eterno. El futuro es ahora, se refleja en el pasado. Ahora vamos de regreso, el clímax sucedió, hay que volver a empezar.

Vaya, una estrella fugaz se vio en el aura. Era una musa que entraba en la habitación de un vago que coleccionaba extraños pensamientos en esferas de mercurio líquido, y guardaba su tristeza entre la ropa sucia.

by Aura

2 comentarios:

Alaíde dijo...

El principio y el final hicieron que me enamorara de éste cuento!
Para mí, ese vacío es precisamente lo llenador! ¿Quién dijo que no se puede? ¬¬
La última metáfora… tsss, de huevos!
Me recuerda a la forma en la que escribo, chéquenle: http://www.compartiendolanada.blogspot.com/
^_^

Anónimo dijo...

bien

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