Así como Garfield, somos muchos
los que odiamos los lunes. Más que el comienzo de semana, parece el retorno al
infierno. El animo suele ser muy bajo en toda la población, pero nunca falta el
alegre optimista que se levanta con toda la “vibra positiva” para “echarle
ganas” a la semana. Pero saben qué, más vale que borren esa sonrisa falsa,
tiernamente fingida para repercutir positivamente en la actitud del día. No hay
nada que alabar en este país de mierda, al menos nada que venga del orbe
humano. Por el contrario, el gusto nace
de maldecir a este Estado que no es Nación.
A pesar de mi aparente negativa
actitud, siempre intento mantener la buena cara ante las malas situaciones,
tanto personales como sociales, cuestión está última que muy poco perciben
aquellas enajenados en la primera. Esto me había impedido, hasta esta mañana,
encontrar el objetivo preciso a quien dirigir, con todo respeto, mis
insultos. Pero algo me decía que en los
telediarios matutinos o en el periódico del día, encontraría mi “target” idóneo.
Dicho y hecho, los diarios
incentivaron mis energias. Romero Deschamps, los actores de las reformas, Ponzoñoli, perdón Ponzanelli, el “restaurador
de El caballito, cualquiera de los
tres mojigatos del Pacto por México, las religiones, a los explotadores y
traficantes de humanos, a los carteles, a la policía, y un sinfín de asquerosos
humanos deplorables para vida en todos los géneros. Estuve a punto de dedicar
está nota, con especial dedicación, que para único que se mueven es para pedir
derechos lúdicos sobre la cannabis y
que no los criminalicen. Van y se paran ahí, enfrente del Senado de la
República, a exhibir sus enclenques ideas, revestidas de cuerpos que muestran
signos de una adicción y no una recreación.
Yo por supuesto que estoy a favor
de la legalización de la marihuana, pero paradójicamente he desarrollado una
fuerte aversión a todo ese marihuanero que porta orgulloso la bandera de la
planta como si fuera algo digno de festejarse. ¡Payasos sin quehacer que sólo
buscan alimentar más su parasitismo social! Una verdadera manifestación en pro
de la legalización de la ganja, no
debiera tener como prioridad la obtención de derechos lúdicos para el consumo
de la misma y zonas de tolerancia. Debe fijarse, con mayor importancia, en la eliminación
de los aspectos negativos que en la actualidad se han desarrollado por la
existencia de un mercado ilegal. No se trata de abrir “parquecitos” donde se
puedan poner yonkis los nenes, ni de
darle a fumar de un vaporizador a tu abuelita diabética porque así lo viste en
uno de esos espectaculares documentales que revelan
la verdad. Se trata de eliminar los
robos perpetuados por acérrimos adictos, olas de violencia, territorios
controlados por carteles a través del manejo del miedo y la extorsión,
secuestros, y por si fuera poco, acabar también con una especie de oscurantismo
en las investigaciones “científicas”, que nos permitan obtener datos reales
sobre los efectos y síntomas de la yerba. Se requiere una legalización de la
planta para mejor controlar el mercado y poder brindar tratamientos adecuados
al adicto. Primero hay que eliminar los actuales aspectos negativos para poder
trabajar en los posibles futuros aspectos positivos. El consumo a temprana edad
afecta los cerebros, pues aún las redes neurológicas son muy débiles, aunado a
la poca resistencia que sus cuerpos presentan causado por la mal nutrición, ha
dejado una pandemia de jóvenes que permanecen como idiotas mientras se
encuentran bajo los efectos del THC. Pero hay otro tipo de consumidores que han
tenido que descubrir por cuenta propia como contrarestar estos síntomas a
través de la experiencia directa, pues toda la literatura al respecto es muy
ambigua debido a que los estudios no se pueden desarrollar genuinamente debido a
una absurda prohibición. Después de este breve paréntesis anti-marihuanos pero
pro-marihuana, vamos al verdadero asunto. A pesar de la apatía que me provocan
estos asquerosos, me parecen simpáticos
y no merecen mis respetables… al contrario Sakazam,
pa’ tronarnos las manos , ¿o queso?.
Zac Mukuy Vargas |
En esta ocasión me quiero
dirigir, con todo respeto, a tres jóvenes dirigentes del sector juvenil dentro
de cada uno de sus partidos políticos respectivamente. Zac Mukuy Vargas Ramírez
(PRD), Cristopher James Barousse (PRI) y Everardo Padilla (PAN) (desde los
nombrecitos chingao). Hay que estar al
pendiente de esta “nueva juventud política”, estimados dopados, no los pierdan de vista, pues ellos podrían ser las próximas
caras de los partidos políticos actuales, ellos serán los que inyectaran la
política de nuevos bríos… por supuesto, si los actuales fósiles políticos se
los permiten. Pa’ pronto, a estos “jóvenes políticos” no les interesa acabar con
la pobreza, mucho menos con la delincuencia, no están interesados en cultivar
las artes de nuestra nación y voltear el rostro hacia “el otro” que fue excluido de su propio santuario nacional, el
indígena. Tampoco les interesa el impulso de las ciencias y las tecnologías para
el mejoramiento de la nación y la cobertura de empleos. No les interesa el
problema de las drogas y la violencia. Por supuesto que no, son tan novedosos
que lo único que traen son nuevos contenidos a las viejas estructuras clásicas,
las mismas que los excluyen y las mismas que alimentan. Es más, ni siquiera les interesa formar un
buen partido, viejo o nuevo, de lo único que nos hablan, es de su afán por ser “lideres”
de su partido y el porque siempre se ven los mismo y viejos rostros. En
resumen, la misma gata pero revolcada, con distintas palabras y muy al modo de
sus respectivos partidos se quejaban, como buenos nenes, de que los adultos no
los dejan jugar con ellos, que los ven como sus papas y que los consideran
niños aún cuando ya son grandes (Zac), o que buscan que halla mas participación
joven en los partidos, como menciona Cristoperro, a quien se ve que sólo le
interesa reclutar más militantes al partido, pues la nuevas generaciones no
parecen fáciles de comprar con despensas o dinero. Por eso, incluso, pretende
infiltrar gente al consejo universitario de la UNAM. El más reservado, por
supuesto es el buen Ever (¿se acuerdan de “matando cabos”, for- ever?) Quien se centra a retomar las palabras de los “jóvenes
políticos” anteriores para denunciar la presencia de juniors en el tricolor y la falta de claridad al momento de
seleccionar quien le entra a los asuntos más serios de la política.
Everardo Padilla |
La juventud, la verdadera
juventud de esta nación, no le interesa realmente militar en alguna de las
antiguas corporaciones de mascara política que han saqueado al país, llámese
como se llame, PRI, PAN, PRD. Así halla tenido orígenes genuinamente bondadosos
o estén limpios de escorias en la actualidad (no me hagas reír), ningún joven
consciente quiere adherirse por voluntad propia a sus filas. Los jóvenes de
está nación no necesitan partidos políticos, sino, primordialmente, una
consciencia social y no la hay. ¿por qué? Porque a nadie le interesan realmente
las cosas “serias”, hay una inmensa campaña dirigida hacia los jóvenes dedicada
principalmente al consumo de chatarra, desde comida hasta espectáculos y servicios
innecesarios, lucrando con sus huecos emocionales que surgen de manera natural por
la edad, y, si es posible, aumentándolos y manipulándolos para generar una
imagen vacía de la sociedad del consumo. Las campañas de fomento a la lectura
son una basura, las becas deportivas escasas, la caza de verdaderos talentos
intelectuales nula, y el incentivo diario a ser un ser social que pertenece a
una comunidad en la cual repercuten todos y cada uno de sus actos, inexistente.
Cristopher James Barousse |
Jesús Zambrano, César Camacho y
Gustavo Madero, actuales dirigentes de los partidos políticos que son
protagonistas en la escena política, deben de estar carcajeándose de los sueños
ilusos de estos “jóvenes políticos” a quienes mandamos, CON TODO RESPETO…
A CHINGAR A SU MADRE!!!
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