Advertencia: este artículo no es sólo para mujeres,
si eres hombre tienes tus propios mitos sobre la menstruación y tu forma de
relacionarte con ella por ser hijo, hermano, novio o papá. No mientas,
seguramente has tenido que ir corriendo a la farmacia a comprar toallas o
tampones alguna vez en tu vida. Por ello no carece de importancia que leas y
conozcas sobre nuevas opciones para estos días en que crees que la mujer se
convierte en un insoportable ser que estaría mejor encerrado en el laberinto
del minotauro.
Con poco tiempo que pasemos frente al televisor
seguro verás muchos comerciales de diversas marcas de toallas sanitarias, esos
que ofrecen una “forma mejorada que evita escurrimientos”, “ultra absorbencia”
de un líquido azul que no tiene la misma densidad que la sangre menstrual,
sistema absorgel que quién sabe qué sustancia se use para “convertir” la sangre
en pseudosólido más rápido y evitar que salga por los lados de las toallas,
justo como los pañales de los bebés ofrecen unas barreras antiescurrimiento. Las
anuncian, también, cada vez más largas pues todas sabemos que usar una toalla
de noche implica escurrimientos que dejan manchas en tu ropa a la altura del
coxis; además de que dicen ser ultradelgadas y garantizan que no se notan,
porque a final de cuentas comienzan a ser casi como un pañal de adulto.
Para mi, una opción más cómoda y menos antihigiénica eran los tampones, pero no sé si es parte de nuestra sociedad que en la tele no pasan anuncios de estos productos y quién sabe cómo te enteras de su existencia, que cabe mencionar es cada vez mayor pues varias marcas de toallas comenzaron a lanzar también su línea de tampones. Sin embargo, este producto puede causar “síndrome de shock tóxico”, algo que no solía advertirse en las cajas hasta que la modelo demandó que esto se hiciera, pues ella perdió una pierna a causa de este síndrome –aquí encontrarás más información al respecto http://www.actitudfem.com/entorno/noticias/actualidad/modelo-de-vogue-pierde-pierna-por-usar-tampones -.
Para mi, una opción más cómoda y menos antihigiénica eran los tampones, pero no sé si es parte de nuestra sociedad que en la tele no pasan anuncios de estos productos y quién sabe cómo te enteras de su existencia, que cabe mencionar es cada vez mayor pues varias marcas de toallas comenzaron a lanzar también su línea de tampones. Sin embargo, este producto puede causar “síndrome de shock tóxico”, algo que no solía advertirse en las cajas hasta que la modelo demandó que esto se hiciera, pues ella perdió una pierna a causa de este síndrome –aquí encontrarás más información al respecto http://www.actitudfem.com/entorno/noticias/actualidad/modelo-de-vogue-pierde-pierna-por-usar-tampones -.
Aunado a todo lo engorroso que puede resultar la
menstruación a causa de los únicos productos que se nos ponen a la venta, si
una mujer en promedio tiene 2,405 días netos
de menstruación, la cantidad de basura que generamos es incontable, tan sólo en
un día son cerca de seis toallas o tampones, dependiendo del flujo que tengas.
Con tantos desechos, no sólo de esta clase, pronto terminaremos como aquel
capítulo de Los Simpson en que la ciudad se desborda de basura, tras tener la
fantástica idea de colocarla debajo de ésta pues ya no tenían espacio en los
basureros. Pero podríamos hacer una pequeña aportación que implicaría además un
mínimo pero importante boicot al sistema, porque si algo no termina de
entenderse es que si dejáramos de consumir verdaderamente muchas marcas
podríamos presionar, pues quienes gobiernan verdaderamente son las compañías,
ya que la economía, sabemos o intuimos, hace tiempo que no es propia del
Estado, sino de las grandes empresas.
La copa menstrual es la opción perfecta no sólo para
dejar de formar parte de la cadena de producción de basura o dejar de minar tu
economía cada mes, pues una copa dura cerca de cinco años y tiene un costo
promedio de 500 pesos, sino que es una manera de conocer tu cuerpo y dejar
atrás las barreras entre tú y tu menstruación, tremendamente relacionadas con
la estigmatización de este hecho, pues las toallas y tampones están diseñados
para no tener un contacto verdadero con tu sangre, son un velo falsamente
higiénico para mantenerte ajena a este fenómeno. Además son las sustancias que
contienen estos productos los que generan malos olores. Con la copa menstrual
puedes ver tu sangre –créeme, esto cambiará un poco tu manera de ver tu
periodo- y con esto monitorear si algo anda mal, pues conoces su color, su olor
real o si hay coágulos, pues si tienes una menstruación sin estos es menos
probable que puedas tener quistes. Al principio tienes que acostumbrarte a ella
y conocer la forma de tu cérvix para colocarla correctamente, a modo de evitar
fugas, además debes aprender a sacarla para que no vayas a lastimarte, no es
que su uso sea peligroso o complicado, sino que hay modos para realizar las
cosas que facilitan la relación con el producto. La experiencia de una amiga y
la mía me enseñó que si sacas la copa de modo brusco puedes generarte una
irritación, mi amiga desistió del uso de la copa porque no sabía lo que le
pasaba y pensó que era una reacción al material, lo cual puede ser frecuente si
más bien uno no aprende a entender su cuerpo y pone atención en cómo hace las
cosas. Por mi parte corregí el modo de uso de la copa y continúo con ella
satisfactoriamente. Además, utilizar la copa puede relacionarse con la
ginecología natural, en tanto que se trata de prestar atención y relacionarnos
mejor con nuestro cuerpo –quizá en otra nota hablaré más sobre la ginecologñia
natural-. Eviten odiar ser mujer como yo los primeros años que tuve periodo.
En las páginas de
facebook de (*La lunita en Mi*) o FemCub México pueden encontrar más información sobre la copa y realizar su compra.