martes, 24 de septiembre de 2013

CON TODO RESPETO... (I)

Suenan los despertadores antes de que salga el sol. Una llama en el corazón se enciende al instante de abrir los ojos, se escapa un suspiro de escondida resignación. Es una flama que nunca se apaga mientras halla vida. En el corazón están depositados los sueños.

Miles de personas se levantan  muy de temprano en esta nación para trabajar en sus sueños, para perseguirlos, construirlos, desarrollarlos; pertenecientes al ramo de lo que se ganan el pan de cada día con su trabajo, o se disponen a entrar en ese odioso ciclo con el esfuerzo de sus estudios. Hay quienes tienen que desempeñar las dos tareas. No importa ya la clase, la edad, el color, la raza, la nación. Todos hacen un esfuerzo sincero, se entregan a cada instante y les aflora un sentimiento de fuerza, de endurecida bondad, que les impulsa a dejar atrás todo aquello que les hace mal y buscan encararse con ese misterio que llaman libertad, fuente de felicidad. 

Día con día la misma historia para convertir todo su esfuerzo en monedas o billetes, símbolos materiales de su trabajo acumulado. Después intercambiaran ese dinero por las cosas o servicios necesarios para satisfacer sus nececidades. El dinero es una ficción que representa trabajo, esfuerzo, tiempo invertido, vidas dejadas, sacrificios y muchas cosas más, dinero es sólo una representación material de algo inaprehensible, de algo que no siempre lo puedes meter en una cartera e intercambiarlo por algo que te guste. 

Pero hay otra clase de sujetos que se las han ingeniado para no trabajar y por el contrario, engañar a quienes sí lo hacen y robando su dinero. No hay que confundir a este tipo con el ladrón común, que ejerce la violencia abierta y la intimidación para salirse con la suya, atentando contra la vida del otro y la mayoría de las veces provocando daños visibles. Éste al que no referimos, si bien ejerce la fuerza, lo hace de una manera más disimulada en un plano intelectual, forzan la verdad de las cosas a su manera, confunden la razón de su contrincante y moldean los argumentos valiendose de la palabrería y la demagogia. Se dicen sabedores de todo y no saben nada, pero con cierto arte de la contradicción amedrentan las mentes jóvenes, quienes naturalmente más inexpertas se muestran ignorantes antes estas tretas. A los miopes estos charlatanes se les exhiben como grandes místicos, quienes sólo manejan una arte de la simulación de la verdad y ofrecen sus soliloquios a cambio del dinero de aquellos que tienen el dinero para pagar al impostor sus falsos conocimientos. 

A esta clase de sujetos pertenecen los políticos actuales, sucios versadores de mentiras, se valen del engaño para robar el fruto del trabajo ajeno. No sólo eso, sino que se dieron cuenta que con esa extraña virtud del engaño podían manipulara sus interlocutores, con lo que dieron paso a un nuevo nivel del arte escénico. Se convirtierón en los creadores de una gran obra de teatro llamada el Estado y la Sociedad, y engañaron a todos acordonando sus miembros, convirtiendolos en sus títeres. Se inventaron unas leyes positivas que hacian a todos sus títeres respetar, pero que obviamente para ellos les eran ajenas. 

Se han hecho de su teatro un infierno para las marionetas, y el escaso y selecto público de los simuladores son sólo cerdos a quienes nada les importa. 

A toda esa sub especie humana de sucios políticos que se engalanan a costa del trabajo ajeno y lo roban por medio de engaños y pseudo gobiernos...

Con todo respeto,  A CHINGAR A SU MADRE!!!



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