Por MiXena
De cuántos discos se ha perdido uno en la vida y en cuántos discos se
ha perdido uno en los días. Hace poco, quizá no tan poco, se lanzó el que, creo,
el mundo llama el sexto LP de esos buenos muchachos, los Kings of Leon.
Aquellos chicos alocados de nuestra pubertad, de nuestros ayeres en la Prepa o
CCH, esos que fueron devorados en sus dos producciones anteriores por la industria
discográfica que los metió a bañar, los peinó, vistió, acicaló y alineó, ellos,
han decidido entregarnos su nueva producción titulada Mechanical Bull.
Todos crecimos y vivimos el
porqué de los tiempos escuchando las canciones de estos jóvenes dispuestos
a entregar libertad vertida en música, adoramos la voz de un Caleb
despreocupado por la dulzura de su color de voz, sentíamos subir las
vibraciones con ese bajo que comenzaba despacito en la vieja "Holy Roller
Novocaina", se nos fue el alma muchas veces escuchando “Milk” y “Knocked Up” fue
el himno de muchos de esos llamados “primer amor”, ahora destrozados y en la
basura.
Pero a estas alturas de la vida, cuando uno se encuentra en el camino a
alguien con quien decide pasar la vida por un tiempo indeterminado, ya todos
hemos tenido nuestro primer amor y un gran pasado plagado de agonías y
felicidades imborrables pro más que se quiera, sin embargo, seguimos afrontando
los días y tomando lo que se nos cruza en el camino. Por ello he decidió darle play al disco.
Es “Supersoaker”, el track que abre el
disco, una buena jugada en el tablero, pues alista los oídos curiosos de
aquellos que queríamos un regreso magistral. La batería está allí haciendo
guiños a los viejos ritmos que se manejaban en las primeras producciones, la
voz está queriendo sonar menos trabajada, la guitarra aun parece contenida,
pero la canción prende las luces del sol y te hace querer salirte al jardín en
una silla de playa y un libro; a la mitad de la canción hay cierto efecto
realizado con la voz que da picazón en los oídos y te dice no lo quites. Lo que
le sigue “Rock City” es de las mejores cosas que trae el
disco, entra sin pensarlo a la lista que muchos hemos construidos con canciones
para viajar, donde yo soy la que a veces suele manejar y otras embriagarse. Y
porque el sur como cuna de la música nunca muere, allá en el número siete, un “Family
tree” como la mejor canción del álbum se planta en la tierra cálida del
corazón.
Si bien, allá en aquellos años cuando
todo parecía liberarse del mercado y haber salido del bache inspiracional,
cuando surgieron esas buenas bandas con las que nuestra generación se puso sus primeras
borracheras, inhaló sus primeras líneas y se dio las pachecas del inicio, lo
Kings of Leon la supieron armar bien. Ahora, como muchas de esas bandas que, si
llegan a sonar traen consigo un inevitable “hace años que no escuchaba esa
canción”, este grupo de jóvenes se perdió en el camino, se entregó al one-hit wonder
y levantó los espíritus de aquellos que no escuchan discos completos. Crearon
su mayor error y lo que seguro les dio más dinero, y aunque ahora se hayan
declarado dispuestos a borrar de su setlist
ese fiasco que es “sex on fire”, la verdad es que muchos quisiéramos borrar por
completo de su trayectoria el Only By The
Nigth y el Come Around Sundown, dos
discos que además de distanciarlos de sus rices sureñas y del blues que por ahí
andaba, entristeció sobre manera a aquellos que acudimos hace unos años a un
concierto donde esperábamos más rock y menos adolescentes en pantalones ridículamente
entallados. Pero como antes de este oscuro hueco emocional y emotividad
vomitiva las baladas no eran un pecado en los discos de un ayer ya envejecido,
sino bien recibidas con tragos de whisky y cigarrillos delicados, traída desde
esos ecos llega “Beautiful war” cargada de pequeñas verdades como las que nos
gustaba escuchar y “te lo digo amor, no necesito nada”…
Afortunadamente puede decirse que
esas balada fáciles y chillonas que plagaron aquellas producciones quedaron
atrás, no obstante las canciones de este, su nuevo material, no están a la
altura de lo que fuera su mejor momento. Pero si algo suena rescatable no es
sino porque dejaron la lágrima fácil y Caleb retorna sólo un poco a sus inicios
vocales. Si bien este álbum no es el golpe maestro con el que regresa una banda
que marcó corazones, tampoco es el mismo camino de errores.
En suma, este disco no es lo que todos esperábamos,
ya sea temerosos de encontrar un bodrio lleno de llanto como los anteriores o
deseando con toda la fuerza de nuestros oídos habidos de música de calidad un
disco recargado. A pesar de todo, esta vez consiguieron que mínimo yo, no
quitara el disco a la mitad y dejarme con la esperanza de que su carrera
termine en esta nueva producción decorosamente o regresen en un año con el
disco como golpe maestro. No está demás en la vida bajar el álbum o compararlo,
as you like! Total, uno no comienza las fiestas totalmente borracho y este
disco puede ser la entrada en el menú musical de día.