miércoles, 17 de diciembre de 2014

New Skin For The Old Ceremony

Por miXena

Por la carne también se llega al cielo 
Gilberto Owen


No. Quédate así, quédate quieto bajo el manto oscuro que la falta de ojos mirando crea. Quédate tranquilo recuperando el aliento, dejando secarse los sudores que la piel expuso. Dame, solamente, la mano, sujétame los dedos con caricias de tu palma recostada en la cama de recuerdos. No quieras levantarte tan rápido para sólo ponerte la ropa y correr, tienes que vivir el momento hasta que la última gota fina del efímero placer prolongado que murmuro se seque o se beba. No eres tú, lo lamento. Repitamos los conjuros y hechizos, hay que decir salmos al oído de la verdad para que deje de salivar de tanto deseo de encontrarlo.

Cerrar los ojos y tomar una mano nueva después del acto de librarte de pudores y derretir la columna vertebral en gemidos de colores fulgurantes. Arrojar especias e ingredientes del exótico lugar cerebral para ver si el resultado me otorga los consuelos que nunca pudimos encontrar. No eres tú, lo lamento. Que venga otro para que nos demos placeres cultivados y saciemos deseos que de no saciarse pueden convertirse en amarguras supurantes y pálpitos perpetuos. Qué venga. Llamemos al más antojable de los besos para que venga a nuestros labios y junte los mareos de sonrisas, que las miradas mas tiernas se arrojen como tragos de mezcal en una garganta fría. Desnudemos pieles y más pieles para que nuestros sexos se canten notas de agudo placer y graves orgásmicos. Deseémonos las boas vindas en esto del orgasmo, hay que retorcernos besando los rincones salados. Pero lo siento, no eres tú, ni tú, ni tú, ni cuantos hayan pasado.
Mayo está aquí y junio está por venir. Las lluvias asoman ya sus risas traviesas por entre las nubes que comienzan a ennegrecer el cielo de las tardes sin ti, y yo lo único que deseo es que estemos mojados, no precisamente de lluvia, bajo las sabanas delgaditas de nuestra desnudes. Te quiero a ti aunque cada sexo sepa diferente, a pesar de los placeres derramados, de que todo sea tan suave y sutil, aunque arroje colores por la espalda y de entre mis piernas, aunque la dulzura de un morado que sube, baja y se amarilla cegadoramente, me impulse a desear más. Te quiero a ti moviéndote con tu mirada fija que jamás se comparará con la más maravillosa de las miradas arrojadas en la cama de mi intimidad, porque lo nuestro no es ya vida sino universos entrecruzados rosándose las plantas de los pies.
Cómo explicar el más perfecto de los actos que va más allá de las delicias humanas. Hay que romper canciones a pedazos para poder tejernos la dilucidación de nuestras soledades a pesar de las ganas de crear vida bajo un manantial de claridad vertido en tazones de mañana, de uvas, de jardín, de alcohol y marihuana. Hay que dar paso a los ácidos que nos dejan ver nuestras uniones a cada segundo aunque no me toques, ni te toque, ni voltees si quiera hacia mí. Quiero que seas tú quien se aquietise en mi cama, quien tome mi mano y me haga sentir ecos y mas ecos de los mejores instantes resumidos en una frase que nadie sepa nunca entender. Hay que respirar profundo para saltar al vacío sin esperar nada de la vida porque siempre nos quiere separar. Bebamos ya todas las drogas para que el tiempo se resignifique con la unión de nuestras almas destartaladas porque sólo a solas, a escondidas y después de los peores errores, lamentamos no estar juntos y pedimos que los teléfonos sean teletransportadores.
No me importa que las miríadas de sujetos me rocen la piel y me puedan provocar los más dulces sentimientos, lo que mi cuerpo más anhela es tu sexo que canta, dibuja, acaricia, besa, satura de aromas, cuenta historias al oído y todo en un mismo instante contenido en movimientos lentos-rápidosrápidos-lentos y un sutil apretón que deja se escape el aliento y se pierdan los ojos. No es un orgasmo, es lo que hasta ahora no puedo definir. He sentido placeres diferentes con cada caricia y cada corazón que ha quitado el miedo y la ropa y después de tanta y tan bella armonía, después de tanta perfección somos tú y yo unidos en la libertad de despojados cuerpos los que suenan, sonríen y sobrepasan la gama de colores que puedo alucinar en mis sesiones de latidos. Espero no te tardes, espero vuelvas ya, espero no esperarte y que nada vuelva a terminar hasta que la semilla haya crecido y pueda dar frutos ella misma y el resto de su vida nos quede por imaginar. Hay que tocar la Concertina y dejar que el Viento corra libre en el jardín de nuestras maravillas. Qué nazca pues. Que siga el impulso que va más allá del placer porque a ti si puedo decirte…

1 comentario:

Vh swich dijo...

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